New World Same Humans #36 – versión en español
La Gran Migración se acerca. Y plantea una oscura pregunta sobre nuestro futuro.
Bienvenido a New World Same Humans, el boletín semanal sobre tendencias, tecnología y sociedad de David Mattin.
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Como ya sabes, New World Same Humans tiene la misión de comprender mejor el futuro que nos espera.
No obstante, a veces creo que, en dos o tres generaciones, nuestros descendientes echarán la vista atrás y analizarán con desprecio cómo estamos gestionando la que se nos viene encima. Me pregunto si nos repudiarán por no prestar suficiente atención al problema más acuciante que tenemos y que- pensarán- debería haber sido nuestra única preocupación real.
Por supuesto, estoy hablando del calentamiento global. Sí, lo mencionamos todo el rato pero, ¿no considerarán las generaciones futuras que hemos pasado demasiado tiempo preocupándonos por otros temas- inteligencia artificial, coches autónomos, guerras culturales- y no estamos realmente alarmados ante la hecatombe que tenemos delante?
En un intento por evitar semejante cargo de conciencia, el ensayo de esta semana trata sobre este mundo febril y, más en concreto, sobre la búsqueda de justicia entre sus naciones. Podría fingir que traigo buenas noticias, pero eres demasiado inteligente como para intuir que no. Así que te diré la verdad: las cosas están a punto de ponerse muy negras.
📥 Fast Download: La Gran Migración
⚖️ Las cuestiones de justicia climática mundial darán forma al siglo XXI. Esta semana, el presidente Xi Jinping dijo que China será 100% neutra en carbono para 2060. Esta promesa pone de manifiesto dos preguntas: ¿cómo podemos llegar a un acuerdo justo entre naciones respecto al cambio climático? Y, ¿cómo debería responder el Norte global a las nuevas exigencias que se impongan, incluyendo la posibilidad de tener que acoger a millones de migrantes desplazados por el calentamiento del planeta?
💰 El Norte global se construyó sobre carbono; el Sur está pagando el precio. Un poco de contexto: el científico de la NASA, James Hansen, estima que, entre 1751 y 2006, el Norte global fue responsable del 77% del total de emisiones de carbono. Hoy, un estadounidense medio emite tanto CO2 al año como 51 mozambiqueños. El año pasado, los ciclones Idai y Kenneth impactaron en Mozambique, matando a cientos de personas y causando 3000 millones de dólares en daños económicos-lo que equivale al 20% del PIB del país-. Los expertos aseguran que viviremos más tormentas como esta en el futuro.
🤦♂️ Los países ricos acordaron pagar una deuda climática y no lo han hecho. En las conversaciones sobre el clima de 2009 en Copenhague, los países ricos acordaron pagar 100 mil millones de dólares anuales antes de 2020 para ayudar a los países pobres a adaptarse al cambio climático. La ONG ActionAid estima que, para 2060, el coste de esta adaptación aumentará a 1.2 billones de dólares anuales. Ok, y llegado 2020, ¿qué ha pasado con ese compromiso? Pues que las naciones ricas están pagando solo un tercio de lo prometido.
🌍 Nos espera el verdadero reto: la Gran Migración. El lado económico de la justicia climática mundial es la parte fácil. Ahora viene lo difícil y no es la transferencia de riqueza, sino de personas. Se estima que, para 2050, 200 millones de personas habrán sido desplazadas por el calentamiento global. Las principales ONGs climáticas como Friends of the Earth advierten de que esos migrantes climáticos deben ser bienvenidos en el Norte global. Eso puede significar que los países de Europa tendrán que admitir a millones o decenas de millones de personas más.
😱 Las democracias liberales enfrentan un oscuro dilema. Ahora, algunos analistas se están pronunciando sobre lo impronunciable: las democracias liberales no pueden aceptar esta escala de migración y seguir siendo democracias o, incluso, seguir siendo naciones en cualquier sentido significativo de la palabra. Dicen que, si cientos de millones de migrantes climáticos llegan al Norte global, las tensiones económicas y políticas que surjan reforzarán los populismos de extrema derecha y, finalmente, despedazarán las democracias liberales.
😱😱 Tenemos la suerte de vivir Tiempos Interesantes. Comprender la magnitud de la fuerza oscura que entraña este argumento lleva su tiempo. Quizás sea erróneo. Quizás las democracias liberales puedan absorber la migración climática y sobrevivir como hasta ahora. Sin embargo, si miramos el panorama actual- Trump, Brexit, Alternativa para Alemania, VOX-, parece difícil de creer. Nos queda la aterradora conclusión de que las democracias liberales pueden acatar las exigencias de la justicia climática o respetar sus propias aspiraciones. Pero no ambas. No sé si esta conclusión resultará cierta, pero al menos merece atención.
⚖️ Las cuestiones de justicia climática mundial darán forma al siglo XXI
Este año, el mundo se ha convertido en un lugar ruidoso para vivir. Y tanto ruido puede ahogar algunas señales importantes.
El presidente de China, Xi Jinping, intervino esta semana en la Asamblea General anual de la ONU y sorprendió a todos anunciando que China será neutra en carbono para 2060.
En mitad de la pandemia y de unas elecciones presidenciales estadounidenses cada vez más conflictivas , el anuncio ha causado un pequeño revuelo. ¿Por qué? Un poco de contexto: China es el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, responsable del 26% del total. Los analistas independientes de Climate Action Tracker afirman que, si China logra la neutralidad en carbono para 2060, se ‘reducirían las proyecciones del calentamiento global en torno a un 0.2-0,3 ° C, la mayor disminución individual jamás estimada’.
Por supuesto, hay una gran diferencia entre prometer hacer algo y hacerlo de verdad. Pero teniendo en cuenta lo que está en juego, si China cumple su nuevo compromiso, el anuncio de Xi puede convertirse en el momento más relevante de 2020; más importante, incluso, que la propia pandemia o las elecciones estadounidenses.
Pero hay algo más de todo esto que me fascina: la manera en que el anuncio de Xi pone de manifiesto dos grandes preguntas sobre este mundo febril.
La primera, sobre el cambio climático: ¿cómo encontramos el camino hacia un acuerdo justo entre países y, en particular, entre el Norte global y el Sur global? Y, la segunda: ¿cómo responderían las democracias liberales del Norte a las demandas que impondría ese acuerdo? En concreto, a la posibilidad de que se les pida aceptar a millones de nuevos migrantes desplazados por el calentamiento global.
He aquí dos grandes interrogantes sobre nuestro futuro en el siglo XXI. Sus respuestas darán forma a las próximas décadas, pero míralas un poco más de cerca y encontrarás una brecha alarmante que las atraviesa.
Algunos analistas comienzan a dibujar las líneas de una idea oscura y aterradora: las exigencias impuestas por la justicia climática a las democracias liberales resultarán intolerables. Y, si intentan cumplirlas, acabarán desmoronándose.
💰 El Norte global se construyó sobre carbono; el Sur está pagando el precio
Antes de nada, un poco de contexto.
China lleva mucho tiempo presionada para tomar más medidas ante el cambio climático. Previamente a la Asamblea General de este año, la UE estuvo apremiando al presidente Xi para que, o bien asumiera un nuevo compromiso, o enfrentara impuestos al carbono en los próximos años. El Partido Comunista de China se irritó con tanto sermón y el reciente anuncio de Xi se considera un intento de arrebatar el control de la narrativa a Estados Unidos y Europa.
Esta disputa es un recordatorio- si es que lo necesitamos- del hecho histórico clave sobre este mundo febril: la responsabilidad no se distribuye por igual. En la película sobre el cambio climático, el Norte global es el malo de manual.
El científico de la NASA James Hansen estima que, entre 1751 y 2006, el Norte global fue responsable del 77% del total de emisiones de carbono. Este pasado deja como legado una enorme desigualdad económica y energética mundial. Hoy, un ciudadano estadounidense medio usa más de diez veces la energía de un indio medio y tres veces más que el ciudadano medio en China.
Si miramos a los países más pobres, la diferencia es aún más abismal. Según la revista Foreign Affairs, un estadounidense medio es responsable de la emisión de tanto CO2 al año como 51 mozambiqueños o 581 burundeses.
Hoy, sin embargo, nadie puede afirmar que el Norte global es el único responsable. China e India son ahora grandes focos de contaminación. Dicen que, simplemente, quieren igualar su nivel de vida al del estadounidense de clase media y, claro, ¿quién es el Norte global para detenerlos?
Pero, mientras continúa la disputa entre los países ricos y los que se vuelven ricos, son los países más pobres los que más van a sufrir.
Volviendo a Mozambique: en 2019, los ciclones Idai y Kenneth impactaron en el país, matando a cientos de personas y causando daños económicos por valor de 3.000 millones de dólares, lo que equivale al 20% de su PIB. Los expertos aseguran que habrá más tormentas de este tipo en el futuro.
🤦♂️ Los países ricos acordaron pagar una deuda climática y no lo han hecho
Viendo esto, ¿en qué lugar queda la justicia mundial sobre el cambio climático?
Durante la última década, la idea de una deuda climática ha ido ganando fuerza. Plantea que los países más ricos deben transferir riqueza a los más pobres para pagar los daños causados por el cambio climático y financiar la adaptación a la energía limpia del mundo desarrollado.
En 2009, durante las conversaciones sobre el clima en Copenhague, los países ricos acordaron pagar 100 mil millones de dólares al año para 2020. Por aquel entonces, algunos dijeron que no era suficiente. De hecho, la ONG ActionAid afirma que el coste anual de reparar los daños causados por el cambio climático aumentará a 1.2 billones para 2060.
Los partidarios de la deuda climática dicen que esto no se trata solo de justicia; también hay un imperativo práctico. Sin una transferencia masiva de riqueza, los países más pobres tendrán dificultades para adoptar formas limpias de energía. Y eso significa que el calentamiento global será aún peor.
Mientras tanto, ya en 2020, ¿qué hay de los 100 mil millones anuales prometidos por los países ricos en Copenhague? Pues están pagando solo alrededor de un tercio.
🌍 Nos espera el verdadero reto: la Gran Migración
Tenemos una imagen fragmentada. Por un lado, hay un amplio consenso en que la justicia climática mundial exige cierta transferencia de riqueza, pero hay poco acuerdo sobre cuánta. Y luego está conseguir que los países ricos paguen lo poco que acordaron.
No obstante, la parte económica de todo esto es la fácil. Se avecina un problema aún más difícil y no se trata de la transferencia de riqueza, sino de la transferencia de personas.
Seamos realistas: es muy probable que veamos un calentamiento que supere el umbral de 1.5C-2.0C acordado en París. Eso hará que algunas partes de la Tierra se vuelvan difíciles o imposibles de habitar. Y, entonces, la gente empezará a moverse.
Y si las cifras económicas te han parecido una locura, ojo con las de migración. La estimación más compartida afirma que el cambio climático forzará a 200 millones de personas a emigrar al Norte global para 2050. La Organización Internacional para las Migraciones dice que la cifra puede alcanzar los 1.500 millones.
Las estimaciones varían enormemente y todas son controvertidas. Pero existe un consenso general de que los aumentos moderados de temperatura harán que cientos de millones de personas se muevan. Estamos hablando de la mayor migración de humanos jamás vista, no comparable con ningún evento de la historia.
Es más, la realidad de estas migraciones no dependerá de los acuerdos climáticos mundiales, las disputas y los habituales juegos de improvisación del Norte global. Estas personas no van a pedir permiso; simplemente, tendrán que venir.
Entonces, ¿qué hacemos?
La justicia exige que el Norte global acepte a estos migrantes. Y esa es la posición declarada de los principales grupos climáticos como Friends of the Earth, que defienden que deben ser bienvenidos.
No obstante, hasta esos grupos se muestran reticentes a apoyar los aspectos prácticos de lo que sugieren. Si los países ricos del mundo aceptan ‘la parte de inmigrantes climáticos que les toca’, podemos estar hablando de decenas de millones para cada uno.
😱 Las democracias liberales enfrentan un oscuro dilema
Algunos analistas piensan que el mundo rico aún puede evitar los riesgos de una migración climática masiva, si toman decisiones categóricas ahora para frenar el aumento de la temperatura. Esto debería incluir el pago de- mínimo- 300 mil millones de dólares al año que los países pobres necesitan para adaptarse.
Otros creen que, simplemente, es demasiado tarde para evitar los 2 °C de calentamiento y las consecuentes migraciones. Pero argumentan que las democracias liberales pueden absorber la llegada de estas personas.
Otros, sin embargo, apuntan a una tercera y escalofriante posibilidad: también creen que las migraciones climáticas masivas ya son inevitables y admiten que, según la justicia, las democracias liberales deben acoger a los migrantes. Pero, para que esas democracias sobrevivan, no deben aceptarlos. Hacerlo significaría la destrucción de sus democracias y, muy probablemente, el comienzo de su fin como naciones en cualquier sentido significativo de la palabra.
Este es el argumento que se expone en los términos más crudos de un libro de 2020 titulado Climate Change and the Nation State de Anatol Lieven, profesor en la Universidad de Georgetown. Lieven afirma que si las democracias liberales admiten a millones de nuevos inmigrantes, las tensiones económicas y políticas resultantes las destrozarán. La cohesión social se derrumbará y prosperarán los populismos de ultraderecha. El resultado más probable, según Lieven, es el fascismo.
Lieven considera que, en el futuro, las naciones ricas se enfrentarán a una decisión entre ayudar a millones de personas desplazadas contra su voluntad o sobrevivir como democracias liberales. Dada la alternativa, les recomienda elegir la última opción.
😱😱 Tenemos la suerte de vivir Tiempos Interesantes
Comprender la magnitud de la fuerza oscura que entraña este argumento lleva su tiempo.
Quizá Lieven esté equivocado. Quizá los países ricos puedan absorber a millones de migrantes climáticos y sobrevivir en su forma actual. Pero viendo la problemática que ya hay en torno a la migración que se extiende por las democracias de EE.UU y Europa- Trump, Brexit, Alternativa para Alemania, VOX-, parece difícil de creer. En otras palabras: imagina el estado actual de la democracia liberal y, después, súmale unos 200 millones de refugiados climáticos. Ahora, bátelo todo junto, ¿qué pinta tiene?
Nos queda, entonces, una conclusión trágica. La industrialización impulsada por el carbono ha construido a nuestro alrededor un laberinto moral del que ya no hay escapatoria. Uno en el que las democracias liberales adineradas puedan acatar las exigencias de la justicia climática o respetar sus propias aspiraciones colectivas, pero no ambas.
Este pensamiento es aterrador; no pretendo averiguar si es cierto. Nadie puede saber cómo se desarrollarán los acontecimientos. Pero, desde mi punto de vista, parece al menos una propuesta creíble sobre la que debemos reflexionar.
Lo que sí está claro es que las cuestiones sobre la justicia climática mundial- en torno a las transferencias de riqueza y de personas- moldearán profundamente las décadas que se nos vienen encima. Y si, como parece probable, cientos de millones de personas en las partes más pobres de la Tierra se ven forzadas a dejar sus hogares y dirigirse hacia el Norte, tú y yo tendremos la suerte de vivir Tiempos Interesantes.
Aún tenemos elección
Gracias por leernos una semana más.
Este ensayo ha tratado algunos temas sensibles y complicados. Pero sigo creyendo que todos- me refiero a los que somos lo suficientemente ricos como para poder leer y escribir newsletters por email-, tenemos la responsabilidad de enfrentar estos desafíos con honestidad y determinación.
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David.