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¿Cuál es nuestra deuda con las generaciones futuras? Esta es la pregunta, breve pero enormemente compleja, que da forma al New World Same Humans de esta semana.
Una idea cada vez más poderosa sostiene que, durante siglos, los del Norte Global hemos estado robando - valor, recursos y paz - del futuro. Y que, ahora, es el momento de empezar a devolverlo.
Antes de empezar, ¡os recuerdo que esta semana hemos lanzado la comunidad de Slack de NWSH! En solo unos días, ya hemos reunido a un grupo de gente increíble de todo el mundo. Al final de este email, encontrarás más información y un link para unirte al grupo.
Pero, antes, vamos con el ensayo de esta semana: Descolonizando el Futuro.
📥 Fast Download: Descolonizando el Futuro
💸 Es hora del capitalismo 2.0, incluso para las grandes empresas estadounidenses. En septiembre, la Bolsa de Valores de Largo Plazo (LTSE) comenzó a funcionar en Estados Unidos. Para cotizar, las empresas deben vincular el salario de sus ejecutivos a métricas a largo plazo, que incluyan el impacto en los empleados, la sociedad y el planeta. La LTSE se apalanca en el consenso emergente sobre la necesidad de reformar el capitalismo.
⌚ El principal problema es nuestra relación con lo que nos depara el futuro. Bajo este nuevo consenso en torno al capitalismo, subyace la idea de que, en el mundo acomodado, tenemos una adicción dañina al corto plazo. Y el problema es mucho más profundo que el capitalismo y lo trasciende. En las democracias liberales, se incentiva a los políticos a pensar únicamente en las próximas elecciones.
⚙️ El Norte Global ha colonizado el futuro. Desde la revolución industrial, las naciones ricas han colonizado y explotado nuevas fronteras geográficas. Ahora, algunos argumentan que la relación del Norte Global con el futuro se entiende de la misma manera: hemos tratado al futuro como una frontera más, de la que podemos extraer valor a nuestro antojo y dañar sin consecuencias.
😱 Imagina que las generaciones futuras pudieran colonizarnos a nosotros. ¿Qué pasaría si, en 200 años, nuestros descendientes dominaran la tecnología necesaria para viajar en el tiempo y la utilizaran para venir a nuestro mundo? ¿Nos despreciarían por haber arruinado conscientemente el planeta y sus vidas? ¿Reclamarían, en consecuencia, su derecho moral a colonizar nuestro mundo de 2020?
🙈 Estamos actuando contra una intuición moral básica. La anterior fantasía mental es simplemente una forma de tangibilizar la pregunta: ¿cuál es nuestra deuda con las generaciones futuras? Algunos filósofos se perturban con la idea de que podamos estar vinculados moralmente a personas que todavía no existen, pero la sensación de que tenemos una obligación ética con las generaciones futuras es ampliamente compartida, aún siendo muy difícil de explicar.
🥕 Necesitamos diseñar nuevos incentivos. La Bolsa de Valores de Largo Plazo busca establecer nuevos incentivos en relación al capitalismo, ¿podemos hacer lo mismo con la democracia? Algunos están ideando algo fascinante: sustituir a los representantes electos por consejos de ciudadanos seleccionados al azar. Sin la necesidad de preocuparse por las siguientes elecciones, los concejales serían libres para seguir sus intuiciones morales sobre el futuro.
✋ ¿Es esta la era de la democracia directa? Parece poco probable que unos consejos ciudadanos sustituyan a nuestros representantes electos a corto plazo pero, por otro lado, la democracia liberal atraviesa un momento turbulento, una posible señal de cambio. Necesitamos un sistema que nos permita ejercer plenamente un importante -y poderosamente experimentado- imperativo moral: este mundo no es nuestro, solo estamos de paso. Por tanto, tenemos la obligación moral de hacerlo con cuidado.
💸 Es hora del capitalismo 2.0, incluso para las grandes empresas estadounidenses
El mes pasado, el capitalismo dio un gran paso en silencio o, al menos, es posible que lo veamos así con el tiempo.
En septiembre, la Bolsa de Valores de Largo Plazo (LTSE) comenzó a funcionar en Estados Unidos. Es la invención de Eric Ries, un empresario estadounidense más conocido por ser el autor de The Lean Startup, libro donde presentó por primera vez esta idea del LTSE.
Para cotizar, las empresas deben cumplir con cinco estándares relacionados con su impacto a largo plazo, incluida la vinculación del pago de los ejecutivos a las métricas a largo plazo. La idea es incentivar a los CEOs e inversores a considerar una perspectiva más largoplacista. Es más, la LTSE quiere que ese pensamiento se extienda más allá del valor para los accionistas; las empresas que coticen también deberán fijar métricas sobre sus empleados, la sociedad y el planeta.
De ese modo, la LTSE se apalanca en el consenso emergente sobre la necesidad de reformar el capitalismo. El año pasado, el influyente grupo Business Roundtable- que incluye megacorporaciones como GM, Johnson & Johnson y Apple-, lanzó una nueva declaración de intenciones: su misión es que las empresas busquen ganancias e impacto positivo. Es decir, aquí tenemos a las empresas estadounidenses más depredadoras afirmando que hay vida más allá del valor para los accionistas. Mientras tanto, el Foro Económico Mundial, que no es precisamente conocido por su pensamiento radical, ha empezado a hablar del 'stakeholder capitalism' ('capitalismo de los grupos de interés').
Ries espera que la LTSE destrone finamente a la Bolsa de Nueva York (NYSE) y se convierta en el principal mercado bursátil de Estados Unidos. 'Si vamos a tener un capitalismo 2.0'- dice- 'va a necesitar un mercado de capital en el que cotizar'.
⌚ El principal problema es nuestra relación con lo que nos depara el futuro
Este nuevo consenso en torno al capitalismo se basa, en última instancia, en una idea subyacente y cada vez más poderosa: en el mundo acomodado, somos adictos al corto plazo y esta adicción tiene mucho que ver con lo que funciona mal en nuestro sistema.
En los negocios, nuestro cortoplacismo se manifiesta como una incapacidad entre los líderes corporativos para pensar más allá del próximo informe de ganancias trimestrales. Pero el problema trasciende incluso al capitalismo.
Como han señalado muchos científicos y el experto en riesgos existenciales, Martin Rees, cuando se trata de lidiar con desafíos que compartimos a largo plazo- incluidos los que representan una amenaza para la supervivencia de nuestra especie-, las democracias liberales están inmovilizadas por una tara masiva. Se incentiva a nuestros políticos a pensar solo en las próximas elecciones. En consecuencia, las políticas que probablemente resulten impopulares o dolorosas hoy, pero positivas a largo plazo- como, por ejemplo, aumentar los impuestos al carbono-, tienden a posponerse a un mañana que nunca llega.
⚙️ El Norte Global ha colonizado el futuro
Hoy, ya sabemos que el Norte global se construyó en base a una relación extractiva con el entorno físico.
Desde la revolución industrial, las naciones ricas han buscado y colonizado incansablemente nuevas fronteras; han consumido los recursos hallados y generado residuos ignorando sus perjuicios.
Ahora, algunos argumentan que la relación del Norte global con el futuro se entiende de la misma manera. Durante cientos de años, hemos tratado al futuro como si fuera una frontera más, de la que podemos extraer valor a nuestro antojo y a la que podemos dañar, sin pensar en las próximas generaciones que lo habitarán.
En resumen, hemos colonizado el futuro. Y ahora es el momento de empezar a devolverlo.
😱 Imagina que las generaciones futuras pudieran colonizarnos a nosotros
Hasta hace poco, era bastante fácil que estas reflexiones no estuvieran en nuestra conciencia colectiva, pero ya no. Porque ahora, en forma de calentamiento global provocado por el hombre, nos enfrentamos a un desafío colectivo que no podemos ignorar. Y si no cambiamos el rumbo, nuestros descendientes- en solo dos o tres generaciones-, enfrentarán una enorme catástrofe.
Desde hace unos años, me ronda la mente una especie de experimento muy de ciencia ficción. Imagina que, en medio de la campiña inglesa, aparece una enorme luz flotante. De repente, la luz se parte a la mitad como una cortina y empiezan a emerger cientos de personas, que se convierten en miles y luego en millones.
Estas personas vienen del futuro. Han conseguido la tecnología necesaria para viajar en el tiempo y huyen hacia el pasado buscando refugiarse de su mundo actual. Un mundo dentro de doscientos años, totalmente inhabitable debido al calentamiento global.
Nos desprecian por dejarles un planeta en ruinas y un hogar insufrible. Por eso, han decidido hacerse con el nuestro.
🙈 Estamos actuando contra una intuición moral básica
Sí, es poco probable que mi extraña fantasía se haga realidad, pero, es una forma de expresar la justicia intergeneracional. Nos ayuda a preguntarnos: ¿qué haríamos de manera diferente si supiéramos que las personas del futuro pueden venir a impactar en nuestras vidas?
En otras palabras: ¿cuál es nuestra deuda con las generaciones futuras?
A algunos filósofos les inquieta la idea de una obligación moral para con las generaciones futuras. ¿Cómo- se preguntan- puede existir tal obligación entre nosotros y personas que todavía no existen?
Sin embargo, los políticos de las democracias avanzadas incluso invocan a menudo estas obligaciones con los aún no nacidos. En Reino Unido, por ejemplo, nuestro primer ministro ha dicho que construir una sociedad mejor post-pandemia es nuestra 'deuda con las generaciones futuras'.
La idea de que estamos éticamente atados a los que aún no han llegado a este mundo es una intuición ética ampliamente compartida, aunque es difícil de explicar. Por tanto, no es que no nos importen nuestros descendientes, ni que no sepamos cómo minimizar muchos de los daños que les estamos infringiendo.
Lo que ocurre es que cambiar es complicado.
🥕 Necesitamos diseñar nuevos incentivos
Para descolonizar el futuro, necesitamos nuevos incentivos que nos impulsen a cambiar. Eso es exactamente lo que la Bolsa de Valores a Largo Plazo busca establecer para la nueva forma de hacer capitalismo.
Pero, ¿qué hay si miramos desde una perspectiva más amplia? El desafío que plantea el calentamiento global exige que alejemos nuestras democracias del periodo de elecciones y tomemos una visión a largo plazo. ¿Podemos hacerlo?
En un libro reciente titulado The Good Ancestor, el filósofo Roman Krznaric cuestiona todo esto y presenta una solución fascinante: deberíamos considerar la posibilidad de volver al tipo de democracia directa que se practicaba en la antigua Atenas.
Eso significa reemplazar nuestro sistema de representantes electos por uno basado en consejos de ciudadanos seleccionados al azar. Las personas servirían al consejo de la misma manera que funciona el servicio como jurado y, una vez finalizado su mandato, volverían a sus vidas anteriores. Sin necesidad de preocuparse por las próximas elecciones, los concejales serían libres de seguir sus intuiciones morales respecto a las generaciones futuras. Los defensores de la idea dicen que traería acciones significativas sobre el cambio climático y otros desafíos a largo plazo.
Algunos están llevando esto a la práctica. En Japón, el profesor economista Tatsuyoshi Saijo ha creado un nuevo movimiento de creación de políticas llamado Future Design. Ha celebrado asambleas ciudadanas en municipios de todo el país,, donde algunos participantes desempeñan el rol de 'ciudadanos de 2060'.
Cada vez hay más pruebas, dice el profesor Saijo, de que esos consejos dan como resultado un tipo diferente de toma de decisiones sobre el futuro menos inmediato. Destaca un consejo de Future Design en Yahaba, prefectura de Iwate, donde los residentes revocaron la decisión de recortar las tarifas de consumo de agua- en su lugar, acordaron aumentarlas- para ayudar a proteger el suministro de agua de cara a las generaciones futuras.
✋ ¿Es esta la era de la democracia directa?
¿Crees que es poco probable que un consejo ciudadano sustituya a tu gobierno electo a corto plazo? Es comprensible.
Por otro lado, el método Future Design del profesor Saijo abre un camino para que estos consejos trabajen junto al gobierno tradicional.
Mientras tanto, mantén tu mente abierta. Después de todo, en 2020 y por múltiples razones, la democracia liberal representativa está atravesando una época turbulenta. Creo que hay una gran crisis de la propia idea de 'representación' que, precisamente, alimenta gran parte de esa turbulencia. En la era de Twitter e Instagram, y cuando el último vestigio de deferencia hacia las élites sociales tradicionales murió hace mucho, la idea de que unas pocas personas importantes puedan hablar en nombre de todos los demás se está volviendo más difícil de aceptar que nunca. Nos estamos convirtiendo en democracias representativas que no soportan la idea de representación.
En este contexto, no parece tan descabellada la idea de que la democracia directa pueda volver. De cualquier manera, está claro que debemos cultivar en nuestras democracias una nueva capacidad para tener una visión a largo plazo sobre nuestro futuro. Y que, cuando se trata de este desafío, nosotros mismos somos la respuesta que buscamos; lo que necesitamos es, pues, un sistema que no inhiba esa respuesta.
Es decir, uno que no sofoque un imperativo moral casi universal y poderosamente compartido: este mundo no es nuestro, tan solo estamos de paso. Y, por tanto, tenemos la obligación ética de hacerlo con cuidado.
El futuro ya está aquí
Gracias por leernos una semana más.
Esta semana, por fin, el futuro ha llegado a New World Same Humans. Me refiero, por supuesto, a la llegada del súper prometido Grupo de Slack de NWSH.
En solo unos días, ya hemos creado un grupo fascinante, que incluye fundadores de startups exitosas, profesionales senior de insight, diseñadores de servicio, personas de marketing, investigadores de Inteligencia Artificial, estrategas y muchos más. Si aún no te has unido, ¿a qué esperas?
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David.